El Tarot es un conjunto de 78 cartas que actúan como espejo de nuestro inconsciente y reflejo de arquetipos universales. Cada una de estas cartas contiene símbolos y elementos que, al interpretarlos, nos ofrecen información sobre aspectos de nuestra vida, nuestras emociones y patrones psicológicos.

Su origen se remonta a los albores del Renacimiento europeo, aunque sus raíces pueden rastrearse incluso hasta la antigüedad egipcia y asiática. A lo largo de los siglos, el Tarot ha evolucionado, incorporando en su arte influencias esotéricas, místicas y psi­cológicas que hoy usamos para indagar en la psique.

La baraja se divide en Arcanos Mayores, que representan grandes lecciones y cambios de vida, y Arcanos Menores, que reflejan situaciones cotidianas y energías específicas. Esta división permite un análisis profundo y escalonado, desde lo trascendental hasta lo práctico.

Más allá de la adivinación, el Tarot sirve como herramienta de autoconocimiento. Al proyectar nuestras dudas y deseos en las cartas, podemos descubrir las raíces de nuestros bloqueos emocionales y acceder a orientaciones claras para tomar decisiones conscientes.